Concierto: Esperanza Spalding y Buena Vista Social Club: ¡Vámonos de fiesta!

Penúltima sesión del Festival de jazz cartagenero en su edición de 2010, celebrada el sábado, 20 de noviembre. Esperanza Spalding presentó una propuesta arriesgada e interesante que no llegó a cuajar del todo. Los cubanos de Buenavista tienen su propuesta mucho más clara: ¡Sabor! ¡Todo el mundo a bailar!

Esperanza Spalding al contrabajo. Foto de su web oficial
Esperanza Spalding. La nueva niña prodigio
Alumna aventajada del prestigioso Berklee College of Music de Boston, Esperanza Spalding ha sido la intérprete joven de jazz con mayor proyección mediática de los últimos tiempos. Pero lejos de ser un “bluff” como el de esas cantantes blanditas que parecen que van a romperse al primer suspiro, su propuesta tiene fuerza y fundamento. Posee una gran técnica al contrabajo (no en vano sus referencias son Ron Carter y Dave Holland, probablemente los dos contrabajistas que más me han hecho disfrutar desde un escenario) y además canta bien aunque no tenga una voz impresionante.
Chamber Music Society
Venía a Cartagena a presentar su tercer disco Chamber Music Society y la propuesta era bastante arriesgada: juntar un trío clásico de jazz: piano, bajo y batería, con un trío clásico de cuerda: viola, violín y chelo, además de una segunda voz. Y, bueno, en mi opinión, la cosa resultó bastante interesante, aunque algo irregular. El concierto tuvo momentos muy brillantes, sobre todo por parte del trío jazzístico, pero el conjunto de cuerda no conseguía acoplarse del todo y además proporcionaba un cierto toque “new age” que no terminó de cuajar.
Música viva
Pero la Spalding tiene un futuro muy brillante; para su juventud posee un firme dominio de las tablas, el contrabajo y la voz; quizá empieza a adquirir un cierto aire de diva debido a tantos elogios recibidos, como demostró con su teatral puesta en escena, con mesa camilla y copita de licor incluida, pero si toca bien se lo perdonamos. Y la verdad es que lo hace con una soltura impropia de su edad. Lo mejor de la noche llegó cuando interpretó Inútil Paisagem de Jobim a dos voces y contrabajo. Te dejo un vídeo de ese mismo tema en estudio para que lo disfrutes.
Una auténtica preciosidad que demuestra una vez más que si uno hace bien lo que sabe hacer ¿para qué complicarse la vida con otras cosas? Pues ya sabes: aquello de los experimentos y la gaseosa.
Mi valoración
Buena Vista Social Club. ¡Viva la fiesta!
Pues, qué quieres que te diga. Este es uno de esos conciertos que tocan el jazz sólo de refilón (eso que los enterados llaman off jazz) y que los programadores incluyen en los festivales como un gancho para atraer público. Uno no tiene nada en contra mientras se mantenga una programación jazzística con criterio y calidad y en ese sentido pocos reproches se le pueden hacer a la cita cartagenera.
Los Orígenes
Desde que Ry Cooder sacara el disco en el 97 tras visitar Cuba y quedarse impresionado con el apabullante filón musical de la isla y sobre todo tras la posterior película de Wim Wenders, la marca Buena Vista Social Club se ha convertido tanto en seña de identidad musical cubana como en producto de moda. No había más que ver al público completamente entregado desde antes de que comenzase la actuación.
¿Y qué queda de aquel grupo de músicos veteranos que reunió el bueno de Cooder a finales de los noventa? Pues un escaso número de supervivientes y un grupo de buenos músicos jóvenes que forman una sólida orquesta de salsa cuyo principal objetivo es divertir y hacer bailar al personal. ya no están los grandes, Elíades Ochoa, Compay Segundo o Ibrahim Ferrer; se ha perdido la ingenuidad y la frescura del original, pero seguramente algo de aquel espíritu permanece.
Fiesta
Y un servidor, que no es muy dado al bailoteo ni a los ritmos caribeños, ha de reconocer que la fórmula funciona estupendamente, poco importa que en algún momento se pueda desafinar un poco o que la venerable Omara Portuondo no esté ya para excesivos trotes. El público disfruta y baila como loco y solo desearía que desapareciesen los sillones para que el patio de butacas del Nuevo Teatro Circo se convirtiese en una gran pista de baile. ¿A quién le importan los detalles cuando va de fiesta?
La magia
Y de repente el joven pianista Ricardo Luna, un tipo con una técnica prodigiosa, se queda a solas con el contrabajo y surge la magia de la gran música. Esa magia que sólo está al alcance de unos cuantos. ¡¿ Pero qué les darán en esa isla?!
Mi valoración
¿Piensas que los festivales de jazz, en líneas generales, se permiten demasiadas licencias al programar conciertos que poco o nada tienen que ver con lo que habitualmente entendemos por jazz? ¿No estás un poco harto de que con la excusa de la «fusión» se nos cuelen un montón de gatos con piel de liebre?
Enlaces de interés
Esperanza Spalding: página web oficial
Esperanza Spalding: All About Jazz
Cuando supe que ibas a ver Esperanza Spalding escuché su último disco en Spotify y la verdad es que me resultó interesante. Alguna parte un poco desconcertante, es cierto, pero la veo como una artista con mucho potencial.
Lo de los conciertos que se «cuelan», yo no acabo de tener una respuesta clara. No me importa cuando es un concierto exclusivamente de «los gatos». Lo que no me gusta es lo de que sea un artista que sí es de jazz (de lo que yo considero jazz) y otro que no entra ni de perfil en la categoría de jazz, es decir, mezclan gatos y liebres (como es el caso de este día en Cartagena).
Pues sí, yo también creo que Esperanza Spalding tiene un gran futuro y más después de haberla visto en directo. Es una artista de gran talento, solo que, en mi opinión, ha errado un poco el tiro en su último trabajo.
En cuanto a los conciertos, es verdad que hay combinaciones que no pegan nada, alguna vez lo hemos sufrido en San Javier. También es cuestión de cantidad. En San Javier o Cartagena con la programación que tienen se pueden permitir el lujo el lujo de colar algún «gato», por seguir con el símil. Pero en Alicante ha habido años que con un festival de cinco escasos conciertos solamente uno o dos podían considerarse verdaderamente «de jazz». Así podemos llegar al bonito extremo de programar un festival de jazz sin jazz (lo que no pase en Alicante…)
Y eso que hoy en día bajo el paraguas de la denominación «jazz» caben muchas cosas diferentes, pero desde luego lo que no cabe es colar al cantante de Supertramp o a Elton John, por poner dos ejemplos que ya se han dado.