Concierto: Jeff Jerolamon’s Swing Thing, diversión garantizada

No sé por qué, pero había una buena sensación en el ambiente cuando salieron los músicos a escena, una predisposición en el público a pasar un buen rato, a olvidarnos de malos rollos y disfrutar de más de una hora de música alegremente contagiosa.
Ficha del concierto: Jeff Jerolamon’s Swing Thing. Tribute to Gene Krupa
- Lugar: Centro Cultural Las Cigarreras. Alicante
- Fecha: viernes 3 de mayo de 2013, 20:30 h.
- Formación:
- Jeff Jerolamon, batería
- Enric Peidró, saxo tenor
- Sergio Albentosa, órgano
Crónica del concierto
El concierto suponía el reencuentro con un viejo conocido, el gran baterista Jeff Jerolamon que se hizo habitual en la escena alicantina de jazz a finales de los años ochenta del pasado siglo, cuando unos cuantos, incluido el bueno de Jeff, teníamos más pelo. Qué habría sido, nos preguntábamos, de este músico al que vimos acompañando a diversos artistas americanos en sus giras españolas, como los pianistas John Hicks y George Cables, que agradecían la seguridad y el buen hacer de este genio de las baquetas por entonces, creo, afincado en Valencia. A los diez minutos salimos de dudas, allí seguía el buen instrumentista lanzando redobles, como se decía antes, con la precisión de un mecanismo de relojería.
La actuación estaba planteada como un homenaje a Gene Krupa, el legendario músico estadounidense que situó a la batería en un primer plano, famoso por su sentido del espectáculo y por su ritmo infeccioso. Abrieron la sesión con Idaho, seguido por el conocido Stompin’ at the Savoy. Y cuando me di cuenta estaba moviendo la pierna y la mano, como si estuviera al frente de una batería imaginaria. Cosas del swing, esa sustancia difícil de definir pero fácil de sentir. Los temas que popularizó Krupa fueron sonando por el conjuntado trío, como el famosísimo Black Eyes, basado en una melodía rusa, aquí conocida como Ochichonia. Música de unos años cuando el jazz, como decía Jeff, era el pop de la época, la música bailable y pegadiza que sonaba en las radios y que tan popular se hizo por todo el mundo.
El saxo tenor alcoyano Enric Peidro me gustó, con su seguro y potente fraseo. Mientras su compañero Sergio Albentosa intervino oportunamente, evitándonos esos solos interminables a los que otros organistas son tan aficionados. Jeff Jerolamon alternaba su liderazgo instrumental con el rol de acompañamiento necesario para sus colegas. Bien con las baquetas como con las escobillas nos demostró todas las posibilidades sonoras de bombo, tambores, platillos e incluso, je, je, cabeza, como queda demostrado en el siguiente vídeo:
Echando leña sin cesar a una hoguera que estaba en plena combustión. Entre tema y tema Jerolamon se destapó dotado de una gran vis cómica, muy alejado de aquel serio jovencito que creíamos conocer hace veinte años. Particularmente agradezco que los músicos nos hablen de lo que están tocando, nadie como ellos para explicarnos lo que sienten y por qué lo hacen.
Los aplausos del público corroboraron el buen rato que pasamos. A la salida alguno recordaba al Gene Krupa de la película Ball of Fire, con su solo de caja de cerillas, otro seguía moviendo la pierna como si el ritmo lo tuviera poseso y los demás sonreíamos satisfechos por los noventa minutos de amnesia feliz que nos había proporcionado el trío.