RecomendaTK: Gershwin for lovers, Marcus Roberts

Marcus Roberts firma a través de su sencillez y pureza armónica un auténtico tratado de elegancia musical y estilística.
Ficha del álbum
- Fecha de grabación: 1994
- Año de edición: 1994
- Sello: Columbia
Músicos
- Marcus Roberts, piano
- Reginald Veal, contrabajo
- Herlin Riley, batería
Temas
- A foggy day
- The man I love
- Love is here to say
- Summertime
- Someone to watch over me
- It ain’t necessarily so
- Nice work if you can get it
- They can’t take that away from me
- How long has this been going on
- But not for me
“La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia”. Coco Chanel no dudó cuando le preguntaron. Es más, consagró su idea a través de una sentencia corta, directa y efectiva que corroboró su teoría. Atrás quedaron los recargados interiores del gótico flamígero o los intensos colores, fruto del temperamento del suicidado romanticismo. El minimalismo y la conceptualización del arte se han apoderado del espíritu del hombre posmoderno.
Solo en un género tan único como el jazz es posible considerar esta tendencia a lo simple como un retorno al mundo clásico. Marcus Roberts es un clásico. Un clásico de nuestros días. Contemporáneo de nuestra generación, pero colega atemporal de quiénes nacieron 80 y 100 años antes que él. Gershwin for lovers es el renacimiento de un titán del jazz en las hipersensibles manos de Marcus Roberts.
Marcus Roberts (Florida, 1963), ciego desde los cinco años, saltó al mundo del jazz cuando Wynton Marsalis lo eligió como pianista acompañante. Es en la década de los 90 cuando destaca como protagonista en más de diez proyectos discográficos. La mayoría corresponden a reinterpretaciones de grandes estándares del jazz cásico de primera mitad del siglo XX: Jelly Roll Morton, George Gershwin, Duke Ellington, Thelonious Monk o incluso Scott Joplin. El secreto de su versionado reside en el barrido que realiza sobre aborrecidas complejidades, recovecos y profusas reflexiones, dejando completamente limpio el hilo melódico. A ello añade su toque distintivo: armonías expansivas y ciertos reflejos vanguardistas, materializados en disonancias y abstractos acompañamientos de una percusión onírica, suave.
Gershwin for lovers (Columbia, 1994) trata de dar 55 minutos más de vida al inacabable George Gershwin. Acompañado por el bajista Reginald Veal y el batería Herlin Riley, Marcus Roberts resucita el espíritu más primitivo del jazz y crea un ambiente cálido, sosegado y reflexivo. Diez temas emblemáticos, conocidos todos: desde Summertime (con pinceladas latinas que contrastan con la sobriedad general del disco) hasta Nice work if you can get it o They can´t take that away from me, grabado en directo. Versiones cortas, con poco lugar para la improvisación y tempos ralentizados generalmente. Roberts hace disfrutar al oyente con sus rubatos y periodos de cierta ingravidez, en los que las medidas desaparecen y los saltos entre nota y nota pueden saborearse placenteramente.
Marcus Roberts es al jazz lo que Mies van der Rohe fue a la arquitectura. Ambos han logrado extraer la esencia básica del arte para hacer nacer de ella la elegancia, acabar con lo sobrante, lo innecesario, sacar brillo a la simplicidad. Y, por si fuera poco, traer lo clásico a nuestros días, vestirlo con la fina tendencia del momento y evitar caer en la grosera herejía de tomar el nombre de un gran referente en vano.